lunes, 3 de noviembre de 2008

XII Jornadas de Cooperación al Desarrollo de Castilla-La Mancha


Los conflictos por el control de los recursos naturales
Ricardo Natalichio, Director de Ecoportal.net y Ambiente y Sociedad

“El Descubrimiento: el 12 de octubre de 1492, América descubrió el capitalismo. Cristóbal Colón, financiado por los reyes de España y los banqueros de Génova, trajo la novedad a las islas del mar Caribe. En su diario del Descubrimiento, el almirante escribió 139 veces la palabra oro y 51 veces la palabra Dios o Nuestro Señor. Él no podía cansar los ojos de ver tanta lindeza en aquellas playas, y el 27 de noviembre profetizó: Tendrá toda la cristiandad negocio en ellas. Y en eso no se equivocó. Colón creyó que Haití era Japón y que Cuba era China, y creyó que los habitantes de China y Japón eran indios de la India; pero en eso no se equivocó.

Al cabo de cinco siglos de negocio de toda la cristiandad, ha sido aniquilada una tercera parte de las selvas americanas, está yerma mucha tierra que fue fértil y más de la mitad de la población come salteado. Los indios, víctimas del más gigantesco despojo de la historia universal, siguen sufriendo la usurpación de los últimos restos de sus tierras, y siguen condenados a la negación de su identidad diferente. Se les sigue prohibiendo vivir a su modo y manera, se les sigue negando el derecho de ser. Al principio, el saqueo y el otrocidio fueron ejecutados en nombre del Dios de los cielos. Ahora se cumplen en nombre del dios del Progreso…” (1) - Eduardo Galeano

Los conflictos sociales, en los que se encuentran incluidos los conflictos ambientales, tienen muchos frentes. Los derechos de nuestros pueblos se ven amenazados diariamente por la presión de las multinacionales en su afán de explotar y mercantilizar los recursos naturales, que en sus países de origen ya han sido devastados, se encuentran al borde del agotamiento o no son suficientes para abastecer la creciente demanda.

Latinoamérica, a pesar de haber sufrido más de 500 años de explotación, aun tiene innumerables riquezas naturales que, desde la óptica del sistema economicista que subyuga al planeta, se ven simplemente como “materia prima” o “bienes de mercado”. Es así que una montaña se percibe como un depósito de metales, un bosque es un almacén de madera, un río como fuente de provisión de agua y desaguadero de efluentes o una llanura como una fábrica de agrocombustibles.

La cultura y el ecosistema del lugar a explotar, carecen de valor alguno. Sus habitantes pueden servir a sus intereses o ser desterrados.

Así se ha manejado el mundo en los últimos siglos y esos métodos se han profundizado hasta límites increíbles en las últimas décadas.

Pero como ha sucedido a lo largo de toda la historia de la humanidad, cuando los pueblos se sienten atropellados, o sienten que está en peligro su supervivencia, se gesta una lógica reacción. Lo que alguna vez era resignada aceptación, comenzó a convertirse en destellante reacción y luego en conflictos sociales.

Como vemos en las palabras de este gran narrador de la realidad que es Eduardo Galeano, para América, en 1492 comenzó un período de despojo y explotación de sus recursos naturales. El 12 de octubre de 1492, América descubrió el capitalismo. O el capitalismo descubrió una gigantesca fuente de aprovisionamiento de materias primas, de Recursos Naturales.

América por ese entonces tenía más habitantes que la propia Europa, pero tan inmensa extensión de tierra hacia parecer, a excepción de las grandes ciudades, que apenas estaba poblada en algunas zonas y ni siquiera eso en otras. Para colmo, se calcula que entre el 90 y el 95% de la población originaria de América resultó aniquilada en las primeras décadas posteriores a la llegada de los conquistadores. La causa de tal genocidio no fue ni la superioridad intelectual, ni la superioridad cultural o la superioridad racial… Sino que las principales responsables fueron las enfermedades traídas por los europeos.

Para mediados del siglo XVI, la mayor parte del territorio se encontraba deshabitado, y sin ningún signo de intervención humana. Pasados más de 5 siglos de explotación irresponsable de los recursos naturales, la geografía latinoamericana se encuentra totalmente modificada. A los despojos perpetrados por los conquistadores de América, luego se sumaron con tanta o mas fuerza, los realizados por Estados Unidos. En ambos casos con la complicidad de las oligarquías y poderes locales.

Hoy vemos en el continente americano a los descendientes de los pueblos originarios, a los de los hermanos africanos llevados como esclavos y a un gran porcentaje de mestizos, zambos y otras mezclas que se han convertido en nuevas y mayoritarias etnias, muriendo de hambre. Se les han talado los bosques y envenenado, o secado, o desviado los cursos de agua en los que conseguían sus alimentos. Nunca fueron consultados, nunca se les dio nada a cambio, jamás participaron de las ganancias. Nunca existieron para la maquinaria del progreso.

La desmedida ambición económica ha convertido a las inmensas riquezas naturales de América, en una gran maldición que pesa sobre cada ser vivo que la habite. Se ha convertido en motivo de envenenamiento de ríos, de pulverización de montañas, en motivo de desaparición de bosques, de especies vegetales y animales, de glaciares, de pueblos, de culturas. Es causa de inundaciones y sequías, de desertización, de pérdida de biodiversidad, de contaminación, de desnutrición y muerte.

El "desarrollo" es pujante, por eso empuja y empuja sin importar a quién, sin importar hacia donde. Se hace lugar, ocupa cada vez mas espacio y necesita cada vez menos de nosotros, los seres vivos. Cada día somos mas personas en el planeta, pero son menos las que el "desarrollo" requiere para seguir expandiéndose, ocupando cada rincón del globo.

Aporte de Téc. René Vergara

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