¡¡¡Felíz Día del Periodista!!!!

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La preponderancia e impunidad del águila imperial, la inmoralidad del hambre y la miseria en el país de las vacas y las mieses, la soberbia de los verdugos y tanto desamparo, exigen de nosotros, los trabajadores de la comunicación, un compromiso irrenunciable: volver al principio de las cosas. A nuestros orígenes, a nuestra razón de ser. Beber del cántaro de la historia. Repasar de dónde venimos. No titubear hacia dónde vamos.

La concentración de la riqueza en un puñado de grupos económicos, la enajenación del patrimonio nacional, la cultura y la dignidad pisoteados. Los chicos, los viejos, los desocupados, los perdedores clamando por el fin del saqueo. La injusticia social en Argentina siglo XXI es una bofetada en el rostro y la conciencia de un pueblo que quiere ser otra vez feliz.

En medio de tanta afrenta y atropello, no hay derecho a ser neutrales. Ni excusa para no embanderarnos con una causa justa y un proyecto colectivo que abrazan millones de compatriotas en cada rincón del Tercer Mundo. Que tienen memoria. Que luchan y se organizan para cambiar la historia. Para demostrar que otro país, otra cultura, otra sociedad, otra comunicación, son posibles.

Hay que tomar partido. Son ellos o nosotros.

¿Acaso Mariano Moreno fundó La Gaceta de Buenos Aires para congraciarse con los poderosos?. ¿Su verbo fue tímido, amarillo, genuflexo, cómplice de los que mandan?. ¿Estaba a sueldo de alguna potencia extranjera o de los cipayos que conspiraban contra la Revolución?. ¿Le temían los desposeídos?. ¿Lo admiraban los grandes señores que complotaban para seguir siendo una colonia?. ¿No es su Plan de operaciones una pieza magistral de la Revolución en este lado de América?. ¿Por qué lo arrojaron al destierro?. ¿Quién lo mató, quién lo mandó a envenenar en alta mar?.

El 7 de junio de 1810 una Buenos Aires convulsionada leía por primera vez La Gaceta, portavoz de la emancipación nacional. Casi 200 años después lo mejor que podemos hacer es rescatar el ejemplo de Moreno.

Sin doble discurso. Acodados de este lado del mostrador. Con el pueblo. Para darle voz a los que no tienen voz. Para darle un sentido trascendente al oficio más apasionante del mundo.

Juan Carlos GIULIANI, “Pensamiento Propio”