viernes, 12 de diciembre de 2008

Resucitaciones


Por Vicente Zito Lema

(APe).- Pequeñas sombras y míseros gritos, apenas lo humano, que ya ni conmueve a las estrellas. Algo está allí, desafía los sentidos, forcejea con la eternidad, se estremece pálido y al fin se aquieta. No hay músicas en la agonía...

Cae la lluvia y podría no caer; el corazón está seco y la tierra como nunca, árida... Ahora es momento de tormenta, los rayos bailotean en las torres y las aves de rapiña recogen sus alas. Ya volarán...

Un viento sin origen abre las puertas para una nueva vuelta de tuerca en la ciudad. ¡Hay más! Siempre hay más si el animal del aullido roe las frentes celeste... Lo atroz en el alma, anhela y espera...

Ante nuestras narices, un ángel de ausencias recorre las sombras sagradas; se detiene en ellas, diríase que las reconoce y las besa...

El temblor manso se extiende por las calles, se da la mano con el perfume espeso de las coronas mustias, apiladas en los bordes del cementerio.

Bajo las nubes de noviembre, todavía amenazadoras, aparecen los niños. El desierto de la salvación retrocede junto a ellos. Todo lo sucio, lo roto, lo descartado y lo expulsado de sí como pura porquería, está con ellos.

También Dios está en ellos, pero Dios, no lo sabe. La policía tampoco lo sabe, así que muestran sus pistolas como si fueran los diez mandamientos.

Los ojos de los niños no perdonan. Nacieron a la vida en un espacio cruel, en un tiempo de espanto, y a la espera de la muerte en la soledad de soledades que guarda la muerte viven. Como el aire del basural, apestan. Peor que las moscas, molestan. No hay lirios aquí. Que el hipócrita de culo limpio escupa contra su propia tumba.

Sin que cumpla cinco años la inocencia, antes que el astro más pálido gire alrededor de su belleza cinco años, millares de niños -oh, sí, niños, el llanto de sus cuerpitos-, morirán en el olvido, sin nombre quien no comió y sin nombre quien les quitó la comida, mientras las huellas de sus pies se pierden en el desierto...

Más allá de la tristeza. Por fuera del agobio. Las gotas de lluvia son iguales a las gotas de lluvia, apenas nos hacen pensar en el sol...

El hambre no perdona a los niños de la ciudad voraz. Igual que los perros callejeros que husmean al verdugo, igual que los dioses de labios fríos, así morirán.

Cuando lleguen nuevas lluvias porque se anuncian prontas lluvias, puede ser que resuciten los dioses, pero los niños del hambre no resucitarán.




al principio es una moratoria civilizada, después es simplemente...
Barbarie tributaria
10/12/08

Por Alfredo Grande

“las dictaduras toman lo diferente como incompatible y asesinan.
Las democracias toman lo incompatible como diferente y se suicidan”
“si al que no tiene dientes dios le da pan, invoca a satán”
(Aforismos Implicados)

“generoso plan para empresas de cualquier tamaño y particulares
Moratoria pa’ todo el mundo
"Pasamos por momentos mucho peores, donde el resto del mundo estaba muy bien, y esta vez es al revés: hay que hacer esfuerzos para que los coletazos de la crisis no lleguen a los argentinos", consideró la jefa de Estado durante un acto en Mar del Plata, en el que anunció ayudas para la industria pesquera. (Clarín 3/12/08)
Según el titular de la AFIP, Claudio Moroni, el objetivo de la medida oficial “no es recaudar más sino mantener el nivel de empleo y de actividad, respetando los derechos de los trabajadores”. A su juicio, la moratoria que envió el Gobierno al Congreso y los planes de refinanciación ya vigentes (como el lanzado la semana pasada) “son absolutamente compatibles, porque quien entra y determina su deuda ante la AFIP puede usar este plan o cualquier otro”.
(Crítica de la Argentina 27/11/08)

(APe).- Hace poco escuché un video del acto de cierre de la campaña del partido justicialista del año 1983. Ítalo Luder, cuyo nombre inevitablemente evoca la compañía que “privatizó” Martínez de Hoz, dijo ante la multitud vitoreante: “voy a encabezar un proceso de reconstrucción nacional”. Después Herminio quemó el cajón y nada pasó a mayores. Pero si de memoria se trata, o al menos de algunos recuerdos, esta frase martilló mi cabeza. Una sola palabra, reconstrucción por reorganización, algunas sílabas de más, pero la misma idea fuerza: proceso/nacional/jefatura fuerte/verticalismo rígido. Las armas de la dominación, el sometimiento, la explotación. Por cierto: con la pluma, con la espada y la palabra. Y ahora con la más formidable herramienta de la dependencia: bailando por una repatriación de capitales. No es lo mismo pararse para los “coletazos de la crisis” que esquivar la jeringa de los “culetazos de la catástrofe”. ¿Y para eso le pagamos al FMI que ni siquiera pudo prever el godzilla de las subprimes? Si los consumidores del mundo corren el riesgo de dejar de estar uníos, al menos en nuestra argentina para armar inventemos algo que nos solidarice. Autos, plasmas, splitt (no el banana split que era un megahelado de la antigüedad) electrodomésticos varios (incluidos maridos a batería recargable)más autos, reducidores de celulitis, incluso las nostálgicas licuadoras y algún lumpen exprimidor de naranjas. Demostremos al orgulloso primer mundo que si hay que salir de la crisis comprando todo, hasta pagando por lo inútil, inservible, perjudicial, tóxico, estamos dispuestos a que nos abran el bolsillo y nos rompan la billetera con tal de sostener la utopía que vino del frío: el cambio recién empieza. Los amargados de siempre dirán que la batalla cultural contra el consumismo se perderá otra vez. Pero la guerra limpia de la bancarización total está por ganarse una y otra vez. Parecía que se perdía en el 2001, cuando el pueblo, o parte de él, arremetía contra las persianas bajas de los bancos, y muchos creímos con alguna o mucha ingenuidad, que por fin se acordaban de las enseñanzas de Bertold Brecht. Pero todo pasa y poco queda, y si para el caminante no hay camino, para el consumidor hay autopistas con muchos carriles para llegar rapidísimo a las diferentes mecas del mercado. (una paciente rezaba todas las tardes mirando a la sucursal de Garbarino) “¡qué grande es esta tarjeta! nos sermonea un gran humorista en retiro efectivo. Juro que estoy esperando verlo sentado en el inodoro sin papel higiénico y mirando con duda a su tarjeta. Por lo tanto el sistema actual es confrontar a la burbuja financiera con la burbuja del consumo.

El ser nacional que parió el menemismo es el “ser del endeudamiento”. La forma de liberarse es endeudarse, y el Grito de Alcorta fue reemplazado por los alaridos en el Paseo Alcorta. La duda no es si: deuda sí o deuda no. La duda es: ¿a qué tasa? Una regresión de la política a la aritmética. Por lo tanto, más allá o más acá de los beneficios del blanqueo de capitales, la impunidad que implica aceptar las condiciones generosas del gobierno (dime cuántos repatrias y no te preguntaré quién eres)es una brutal transferencia de cultura libertaria hacia cultura represora. Quizá el compañero de fórmula de Ítalo, el inolvidable Bittel tuvo razón cuando dijo en encendido discurso (de tan encendido se quemó para siempre) “entre libertad o dependencia, yo elijo dependencia”. No solamente la dependencia a las metrópolis imperiales. La peor dependencia es la que implica la re-construcción de un sujeto sujetado, donde además de venderle gato por liebre todo el tiempo, hay que cantar a voz en cuello La Marcha del Buen Gato. Consumismo que en el país de la carencia para millones, evidencia la crueldad del sistema predador. Insisto. No se trata de compensar los males del capitalismo con una especie de manía solidaria. La Serenísima ya implantó el “solidarísimos”, por lo tanto estamos a la derecha de Mastellone Hnos. Hay solidaridad porque sigue habiendo y aumentando la injusticia. La nueva cultura tributaria y su gran sacerdote Montoya y la orden templaria del ARBA, no alcanzan a disimular, más bien evidencian, que ni siquiera en el capitalismo serio, profecía fundadora del kirchnerismo, estamos a salvo de estas formas de la barbarie tributaria. Para ellos, el hambre jamás será un crimen. Ni les importará encontrar a los criminales. Es cierto: en la justicia burguesa, nadie está obligado a declarar en su contra.

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