Jonathan Rose, urbanista, construye barrios sostenibles, verdes y baratos

Jonathan Rose, urbanista, construye barrios sostenibles, verdes y baratos
"El movimiento medioambiental ha fracasado"
IMA SANCHÍS - 27/10/2008

Tengo 56 años. Nací y vivo en Nueva York. Estoy casado y tengo dos hijas. A menudo, los políticos se centran en cuestiones individuales y no en lo realmente importante: la salud física, económica y espiritual del planeta entero. Vengo de una tradición judía y budista

Un judío budista?

Creo en la interdependencia U y en la permanencia, en que todo esta interconectado y en perpetuo cambio. Creo que todos somos responsables de nuestras acciones y que debemos contribuir a mejorar el mundo.

¿Y lo hace a través de la arquitectura?

Sí, creando modelos de nuevas comunidades en nuestras ciudades. Urbanizaciones verdes, sostenibles tanto ambientalmente como socialmente y en las que vive gente de muy diversas rentas, desde clase media hasta gente que antes no tenía hogar.

Buena mezcla.

Somos pioneros en el uso de sistemas medioambientales para reducir el impacto humano, y en todos nuestros proyectos edificamos, además de viviendas, escuelas, museos, bibliotecas y centros de arte; todo eso mezclado con parques y zonas salvajes para que la naturaleza vuelva a las ciudades. Queremos enriquecer nuestras ciudades con espíritu, cultura, educación y conocimiento.

¿Y eso es posible en vivienda pública?

Sí, y lo más interesante es que el presupuesto es pequeño y por tanto la solución sólo puede venir de la integración, que es la manera en que actúa la naturaleza.

Aquí es difícil encontrar un barrio obrero con parques, se llevan las plazas duras.

En La Habana, la mitad de la ciudad tiene árboles y la otra mitad no. La parte con árboles tiene una temperatura media en verano siete grados por debajo que la zona que no los tiene. Los árboles se llevan la contaminación ambiental, así que la solución más barata para algunos de nuestros problemas es plantar árboles en las ciudades.

Descríbame uno de sus proyectos.

Acabamos de finalizar uno en Harlem, viviendas para jóvenes problemáticos que a los 18 años pasan de las casas de acogida a la calle. El 40% de ellos acaba convirtiéndose en homeless.

Bonito reto.

En el proyecto hemos incluido escuelas taller para reconducir a esos jóvenes al campo de la construcción. En todas las azoteas, que van escalonadas, hay jardines, unos dedicados a la meditación, otros son huertos ecológicos, teatro, centro médico y gimnasio. El conjunto está lleno de árboles. Todo eso en pleno centro del Bronx.

¿Y quién lo paga?

Es una mezcla de apoyo entre el gobierno federal, el estatal, el ayuntamiento, inversores privados y el alquiler de los inquilinos, que varía según sus ingresos.

¿Cuántos proyectos ha llevado a cabo?

Más de 75, no sé el total, muchos. En estos momentos estamos manejando 1.500 millones de dólares en proyectos. Estamos construyendo en Albuquerque, Denver, Nueva York, Hartford y Atlanta. Y también tenemos una consultoría internacional.

Entiendo que el equipo Bush ha sido más comprensivo de lo que parece.

No, no…, ja, ja, ja. Lo que ocurre es que uno de mis mentores, Jim Rouse, consiguió en 1986 que el gobierno federal creara un programa para promover y financiar la vivienda social, programa que sigue vigente.

Usted ha ampliado su idea.

Mi idea es crear lugares más saludables para el medio ambiente, para las comunidades y para los residentes.

También ha fundado con su mujer un centro de meditación.

Sí, el Instituto Garrison, creado en un antiguo monasterio capuchino. Nos inspiramos en la espiritualidad de todas las religiones, la combinamos con la ciencia e intentamos encontrar soluciones a los problemas sociales y medioambientales.

¿Qué tiene que ver la espiritualidad y el medio ambiente?

Mente y materia son un único sistema global, eso está claro en la ciencia; la diferencia es que la espiritualidad lleva implícitas unas ideas morales que nos piden acción. Todas las religiones nos piden que ayudemos a los pobres, que hagamos el bien. Creo que la espiritualidad tiene más fuerza que el fracasado movimiento medioambiental.

¿?

Si hubiera triunfado, no tendríamos calentamiento global, ni pérdida de biodiversidad, ni tanta contaminación, ni tanto cáncer. Así que debemos dar al movimiento medioambiental algo más. Hay mil millones de cristianos en el mundo y otros tantos de confucionistas, musulmanes e hindúes; si podemos reunir su poder y combinarlo con el movimiento medioambiental, quizá podamos solucionar alguno de los problemas.

Pues ninguno de ellos se ha librado de la tendencia materialista consumista.

La mejor manera de contrarrestar la industria publicitaria mundial que promueve el consumismo y el materialismo es a través de la naturaleza. El mundo es cada vez más urbano, cada vez hay más éxodo hacia las ciudades, y por eso necesitamos más naturaleza en las ciudades. ¿Conoce el efecto del déficit de naturaleza?

Cuénteme.

Los estudios revelan que los niños con mayor contacto con la naturaleza están más equilibrados y son menos violentos que los que tienen poco contacto. Y es muy recomendable la meditación y la contemplación para tomar distancia. En esta crisis financiera global, mucha gente se está preguntando sobre los beneficios de este mundo y está empezando a darse cuenta de que las cosas realmente importantes no cuestan dinero.

lunes, 27 de octubre de 2008
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La Contra| página nº 68
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Un mundo mejor

Este judío neoyorquino, íntimo del Dalai Lama, empezó a hablar de conciencia ambiental mucho antes de que se acuñara el término, él lo llamaba promover la vida verde. Tercera generación de urbanistas, dejó la reconocida empresa familiar para crear Jonathan Rose Cos., dedicada a proyectos sostenibles ambiental y socialmente. Ha participado en el congreso mundial de la naturaleza con dos ponencias, una sobre cómo construir edificios responsables desde el punto de vista medioambiental y la otra sobre espiritualidad y medio ambiente. "En el judaísmo hay un concepto, tikkun olam: reparar el tejido del mundo; y eso es lo que me mueve, aportar lo que pueda para mejorar el mundo".

Aporte del Lic. Oscar Lobo