“LEVANTAREMOS TU NOMBRE Y LO LLEVAREMOS COMO BANDERA A LA VICTORIA”
“Es una promesa de militante a militante, de peronista a peronista, de mujer a mujer”.
Así se me ocurre que podría comenzar una carta a Evita, a nuestra Compañera, a nuestro eterno ejemplo de lucha, de lealtad y de amor.
Han transcurrido 58 años de su paso a la inmortalidad, sin embargo su nombre, su vida y su trayectoria siguen tan vigentes ahora como entonces, en el corazón y en las ganas de todos aquellos que nos sentimos herederos y depositarios de un sentimiento que nos llena de gozo y de compromiso.
Evita es el nombre del pueblo que sufre, de los pobres, de los olvidados, de los que pugnan por salir adelante cada día, en un clamor callado que pocos perciben más allá del silencio. Evita es y será en quien pensemos cuando la desesperanza nos gane, cuando la lucha alcance su máximo fragor, cuando sintamos que ya no tenemos más fuerzas.
Evita, la que vive en el corazón del pueblo argentino como nadie vivirá jamás, porque se ganó un lugar que la historia no ha hecho sino reafirmar.
Convivió con el dolor de su gente, lo compartió y lo enfrentó como todo un desafío, con la osadía y la decisión con que se encaran las obras grandes, como si vencerlo no hubiera sido sólo un desafío sino también un mandato. Un mandato que nacía de lo más profundo de su ser y que se enraizaba en su propio pensamiento.
Para los Peronistas, para las mujeres Peronistas fundamentalmente, que sentimos en nuestro corazón el amor por la causa del pueblo, evocar a Evita, recordarla y encender el fuego de su pasión para que ilumine nuestro accionar militante, nos inunda de una indescriptible ternura e inconmensurable fuerza para encarar no sólo el futuro, sino también el presente.
Los tiempos que corren nos demandan que seamos todas una, “Ella”. La mujer, la esposa, la dirigente, la madre de todos los que no tienen más madre que el sufrimiento en cualquiera de sus manifestaciones. ¡¡¡Qué tremenda responsabilidad!!!!! Sin embargo no habremos de temer, porque nos alienta un profundo sentimiento de justicia y un enorme desprecio por la “tibieza” en las convicciones y en los ideales.
Atrevámonos a soñar, compañeros peronistas, mujeres peronistas. A soñar el sueño de Evita, a llevar la antorcha que con su luz alumbre el camino en la oscuridad, cuando los antipueblo pretendan arrebatar nuestro legado y levantarlo como propio.
Así, su nombre, ejemplo de lucha, de amor, de fanatismo y… hasta de insolencia, se fundirá en el nuestro, y nos permitirá permanecer al lado de los hombres y mujeres que en el mundo han sabido trazar una huella profunda en la historia de sus pueblos.
Firman: por la Militancia Justicialista TDF – Consejera Nacional PJ – Consejo Pcial. PJ
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