domingo, 27 de junio de 2010

Una asignatura pendiente: La definitiva Independencia



Bicentenario: Palos y a la bolsa
Por nuestro Columnista de "Vox Pouli" el Periodista Quique Dopaso

Hoy en la ciudad de Bs As se está llevando a cabo, en éstos momentos una marcha multitudinaria en Avellaneda, dado que se conmemoran 8 años de la masacre más aberrante y traidora a la clase obrera, los asesinatos dirigidos (con Inteligencia previa, con recursos del Estado) de dos genuinos dirigentes sociales ; Maximiliano Kostequi y Dario Santillán.
También, hace pocos días, en la madrugada del 16 de Junio en la ”ciudad turística” de Bariloche tres jóvenes fueron interceptados por la Policía de la Provincia de Río Negro, segundos mas tarde un policía mató de un disparo en la cabeza a Diego Bonefoi de 15 años usando su arma reglamentaria. Al enterarse de lo ocurrido, en el transcurso de la mañana, los familiares y amigos de Diego Bonefoit se acercaron a la comisaría 28 para repudiar el asesinato. Producto de la burocracia, indignación y la impotencia, los manifestantes comenzaron a tirar piedras a la seccional; y la Policía respondió de la única manera que sabe y para lo cual “Sí, está preparada, capacitada y dotada”: reprimiendo. Es así que el jueves por la tarde /noche la policía ya se había cobrado otra víctima, un hombre de 29 años. Mientras que otra persona que se encontraba en grave estado fallecía por la madrugada, además, de dejar un saldo de 20 heridos en el hospital local.
Por otro lado, una triste jornada se vivió en La Plata (Pcia de Bs As) el día 12 de Junio. La violenta, injustificada y desbordada intervención de la policía, tras una pelea juvenil, condujo a que el resto de los chicos y chicas se unieran para defender y rescatar a los jóvenes de la policía. Rápidamente, como lo es en éstos casos, la infantería se hizo presente en lugar, agrediendo y deteniendo pibes a mansalva. El saldo fue de una gran cantidad de chicos heridos, incluyendo un joven que debió recibir puntos a causa de un corte provocado por una porra. También fueron detenidos alrededor de 15 menores (uno tendría diez años) y 6 mayores de entre 18-21 años en la comisaría primera. El hecho producido alrededor de las 18:00hs, culminó a las 23:00hs cuando todos los menores fueron liberados y un fiscal ordenó que los mayores queden retenidos para declarar en la fiscalía. En la puerta de la comisaría se hicieron presentes amigos y amigas de los detenidos, así como miembros de la APDN y funcionarios del área de niñez
Hace pocos días, en la mayoría de los medios y en todo el país, ahora mesclado con la fiesta del mundial, se vivió la conmemoración del Bicentenario. Éste es un capítulo importante en el devenir de un pueblo que hace más de cinco siglos fue sometido por el colonialismo español; pero además, la historia, como hoy, no comienza el 25 de Mayo de 1810.
Desde épocas inmemoriales, distintos pueblos originarios habitaron esta comarca, configurando con el paso del tiempo, y la mixtura con criollos e inmigrantes, nuestra verdadera identidad pluricultural y plurinacional. La fiesta del Bicentenario fue y es una oportunidad para rememorar un acto de reivindicación que demandan las comunidades indígenas.
En Buenos Aires, (viajando un poco en el tiempo) tras derrotar dos veces las invasiones del Imperio Inglés, en Mayo de 1810 toma cuerpo un proyecto colectivo que recién solidificará más de un lustro después en Tucumán, con la Declaración de la Independencia de España y de cualquier otra potencia extranjera.
Domingo French y José Antonio Berutti son ubicados por la historia oficial como figuras decorativas en los acontecimientos de Mayo, atribuyéndoles, entre el pueblo de aquella época, el rol de “repartidores de escarapelas”. Sin embargo, constituían el rostro visible de un grupo de activistas pertenecientes a los sectores sociales más postergados. Lideraban, como se los llamaban “La Legión Infernal” o “Los Chisperos”. Pero a su vez, tenían en claro que había que destituir al Virrey Cisneros y proponer la ruptura definitiva con el régimen colonial dominante.
French era cartero y Berutti empleado de la Tesorería del Gobierno. Otro de los destacados miembros de esa organización, Agustín Donado, se desempeñaba como gráfico en la imprenta oficial y Buenaventura de Arzac “no era nada”, según refiere “despectivamente” un informe realista, seguramente para no designar a un desocupado de “la chusma” (del sistema, del Virrey). Es decir, trabajadores de distintos oficios que juegan un rol decisivo al exigir y lograr el Cabildo Abierto (recordarán (oyentes) “el cuarto poder” de aquellos años que equilibraba al Gobierno, junto con el P.J. y P.L.). Era aquel histórico, 22 de Mayo donde llegan a participar utilizando invitaciones falsas que ha fabricado Donado en la imprenta de Expósitos.
Son ellos, también, los que forman piquetes en las esquinas del Cabildo impidiendo el ingreso de los sectores más reaccionarios de la comunidad, y los que se movilizan contra la Junta del día 24 que pretendía imponer a dos absolutistas, dos revolucionarios y el Virrey como quinto miembro para poder desempatar. Su militancia cobra dimensión especialmente después que se contactan con Mariano Moreno, la figura más sobresaliente de ese tiempo convulsionado.
El 25 de Mayo, cuando Cisneros apela a toda clase de dilaciones e incluso intenta reprimir al pueblo en la Plaza, French, Berutti y otros patriotas ingresan al Cabildo y exigen por la fuerza -cuchillos y trabucos en mano- la designación de una Primera Junta. Era el principio del fin de la dominación española sobre el territorio del Río de la Plata.
Durante décadas el pensamiento mitrista (impuesto a sangre y fuego) construyó su doctrina antinacional y antipopular a partir del eje Mayo-Caseros. Fue hasta que en 1942 Rodolfo Puiggrós publicó “Los caudillos de la Revolución de Mayo” donde reivindica el papel de Moreno y, sobre todo, luego de que se exhumara del olvido un documento de su autoría que para la historiografía hegemónica se había “perdido”: El “Plan de Operaciones”.
En el año 1910, mientras el mundo esperaba una catástrofe a causa del cometa Halley, los porteños se preparaban para celebrar el Centenario. Con bombos y platillos para las clases acomodadas, con palos y cárcel para los trabajadores y el pueblo empobrecido por el saqueo oligárquico, muy parecido a los primeros párrafos.
Cien años después del Primer Gobierno Patrio, los grupos dominantes celebraban con fasto su privilegiada posición como elite gobernante del “granero del mundo” sustentado en el fraude conservador y bajo la férula del Estado de Sitio: Buenos Aires se blindó con un brutal aparato represivo para contener la protesta obrera ante la infame inequidad social.
Han pasado dos siglos y el proyecto de liberación nacional y social permanece inconcluso. La Constitución oligárquico-liberal gestada en 1853 por los vencedores de la Batalla de Caseros ha venido rigiendo desde entonces las reglas de juego pretendidamente democráticas –a excepción del período 1949-1955-, hasta que irrumpe el pueblo para poner en jaque al régimen. Cuando ello ocurre, ese poder -presto a invocar la Carta Magna cuando de su derecho a exprimir al pobre se trata- no ha vacilado en violarla para ahogar cíclicamente en sangre cualquier intento de rebelión.
Para la Oligarquía: Un Bicentenario sin Hambre es mucho más que una consigna. Implica un mandato ético intergeneracional para resolver la principal asignatura pendiente: Conquistar la segunda y definitiva Independencia en base a un proyecto político, económico, social y latinoamericano que confronte con la globalización capitalista y despiadadamente excluyente.

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